El uso tántrico de la Energía Sexual
En este post vamos a hablar de Prolegómenos y Energía Sexual.
Para el tantra la energía sexual es realmente poderosa y en el acto sexual podemos generar una gran energía que debemos saber usar. Naturalmente esta energía llega a su cumbre en el momento del orgasmo, pero el problema es que a partir de ahí baja o disminuye bruscamente.
Estos es cierto sobre todo cuando se vive el sexo como un desahogo, cuando hay una gran necesidad o cuando el sexo está enfocado a lograr el orgasmo sin más. Este probablemente llegará más pronto que tarde si todo es normal, se generará un cierto nivel de energía pero desaparecerá enseguida. En el Tantra esto se considera un desperdicio.
El Tantra propone que aprovechemos mucho mejor toda esa energía sexual que se produce, y su primer planteamiento es obvio y sencillo: prolongar el coito y sus prolegómenos.
Los Prolegómenos
Si analizamos el acto sexual se compone de diversas fases en que la excitación y el placer van aumentando y después, con una única fase final llega el orgasmo donde casi todo termina bruscamente, sin más.
Lo primero que buscamos con el Tantra es alargar al máximo la fase previa a la penetración y el coito antes del orgasmo, es decir alargar los prolegómenos, estimular los juegos eróticos y las caricias,. Como estas fases también son placenteras se aumentará el gozo y la plenitud que nos puede aportar el sexo.
Después se trata de desarrollar la consciencia en medio de la excitación erótica para canalizar esa energía que estamos generando, para ello necesitamos una toma de conciencia y respiración adecuada durante el acto sexual.
El siguiente paso sería durante el coito en sí, es decir, durante la penetración controlar al máximo posible la eyaculación para intentar suprimirla o demorarla en caso de no conseguir suprimirla.
Finalmente se trataría de utilizar este tiempo, esta concentración y esa forma consciente de hacer el amor para primero extender la energía sexual por todo el cuerpo vitalizando y haciendo partícipe del gozo a cada una de nuestras células y por último hacerla subir al cerebro, iluminar y llenar con su fuego cada una de los miles de millones de neuronas que tenemos.
Esto nos produce una superestimulación neuronal que tonifica el cerebro, lo vitaliza y lo llena de energía y sobre todo hace que funcione de una forma global fusionando los dos hemisferios: el intuitivo y el racional, lo intelectual con lo emotivo.